Hola compañeros, aquí seguimos persiguiendo a esas plateadas lubinas por estos arenales, con mejores resultados que en el verano, ya que desde que empezó el otoño aún no me comí ningún bolo, pero tampoco con pescas realmente buenas.
Volví a bajar a la Vela, esta vez acompañado de mi sobrino Nacho. Llegamos justos para disfrutar la puesta de sol y con escasas esperanzas por mi parte, pues el parte no daba apenas mar.
Como era de esperar, el parte solo se equivoca para mal, así que esta vez acertó y la mar estaba escasa para las lobas.
No quedaba otra que echarle algo de paciencia, buscar poco calado y esperar que la mar bajara con la esperanza de que alguna rompiente se montara.
No elegí del todo mal la puesta y algo de rompiente se formó para la seca, así que aprovechamos para poner en seco 4 lubinas no muy buenas, una se soltó y tres se trajeron. En la foto mi sobrino con la mejor de todas y que fue el quien se encargó de poner en seco. Lo mejor de esa captura es que era la robaliza más grande que ponía en seco y para ser su primer intento a surfcasting no está nada mal (creo que la sonrisa de su cara así lo corrobora XDDD). En cuanto subió un poco la marea, la rompiente se vino a menos, dejamos la pesca para mejores mares y enfrentamos la tarea menos grata de bajar la Vela, es decir, subir el monte XDDD.
La siguiente salida le tocó por el Barbanza, el mar con una rompiente espectacular, algo pasada para la seca, pero muy buena para la plea.
Allí quedara con Jaime y un colega, y aproveché mientras no llegaban para hacerme amigo de un perro que apareció por la playa, no veáis lo atento que estaba a las varas, especialmente a una y fue precisamente en ella y aún con sol donde entró la única robaliza que me traje.
El chucho no se separó de mi mientras ponía en tierra la pieza, atento a mis maniobras y acompañándome mientras caminaba, ya que la lubina había corrido de lado al arenal, cuando la varé la olió y me echó una mirada que parecía decir ‘bien echo campeón’ XDDD.
El tío siguió un rato atento a ella, pero debía saber que no iba a salir otra, pues al ratín y después de venir a despedirse (educado era un rato) se marchó, no volviendo a aparecer hasta que recogíamos el campamento y zamparse un par de sardinas que sobraran. Con la plea, el mar se puso a ratos espectacular, estaba para dar un buen peixe, pero no fue el caso. Lo único que salió fue un sargo por encima del kilo en una de las varas de Jaime y una lubina pequeña en una de las mías. El viento norte hizo su presencia, sin molestar para la pesca, pero enfriando la noche, por lo que decidimos rematar la jornada.
Esa noche también conocí a Jose, un pescador de la vieja escuela que después de tener un altercado con un surfista se vino a mi lado (el surfista tenía 4 km de playa y se le mete entre sus dos varas ... es que ...). Nos pasamos la jornada hablando de viejas batallitas y de formas de pescar. Aprovecho para mandarte un saludo compañero, hasta la próxima vez que cuadre.
Soy reacio a poner este tipo de fotos, pero la saqué para que veáis lo que tenía la tia en la barriga, estaba a reventar de patexo, pero aun así, no tuvo reparos en tragarse el cebo.
No me gusta demasiado encontrarles esto en la barriga, prefiero que sean queimacasas, nécoras o cualquier otro cangrejo, ya que muchas veces al estar persiguiendo a este cangrejo nadador se alejan de la costa, poniéndose fuera del alcance de nuestras varas.
Un saludo y buena pesca compañeros.